sábado, 26 de mayo de 2012

Desaparecer.

A cada paso que das, notas que tus piernas cada vez te sostienen peor y te desesperas porque el camino se va dificultando cada vez más.
Durante un momento piensas si haber salido corriendo de esa forma ha estado mal, pero tú lo único que querías era salir de ahí, querías dejar de respirar ese aire enfermo que había dentro. Por mucho que insistieran, no había marcha atrás, y no había nada que tú pudieras hacer, así que no tenías motivos para estar allí, cerca de todas esas personas que te miraban como si se estuvieran alimentando de tu alma y fuera la más rica que hubieran probado jamás.
Te tropiezas con un tronco que había y que gracias a estar en tus ensoñaciones, no habías podido evitar y te quedas postrado en el suelo, intentando recuperar un ritmo de respiración normal, porque tu corazón parece que va a salirse del pecho, pero a los pocos minutos te levantas y sigues corriendo, esta vez con más atención, aunque ahora tus pies parece que te llevan solos hacia algún lugar de la inmensidad de árboles que te rodeaba.
Al escapar, lo primero que habías divisado había sido el bosque, por lo que saliste corriendo sin pensártelo dos veces, sin mirar atrás y seguiste a ese ritmo todo el camino, aunque sabías que no te seguirían.
Tú conocías los rumores sobre aquel bosque y sobre cómo habían desaparecido centenares de personas en él, pero eso no te importaba.
Sigues corriendo hasta que llegas a un pequeño claro, y por un momento, piensas que es el centro del bosque, pero en seguida deshechas esa idea, es un tontería.
Caminas hasta el centro del claro y te sientas. No sabes muy bien porqué, pero lo haces y a los pocos segundos de hacerlo se desencadena una luz que te ciega por un instante y cuando consigues distinguir algo entre los potentes haces de luz rompes a llorar de felicidad.
Es ella. Te está diciendo con los ojos que te vayas con ella y te tiende la mano. Sin pensarlo dos veces tú la agarras y te precipitas hacia ella. Cuando la tienes entre tus brazos ya nada te importa, vuelve a ser tuya y nada ni nadie te la podrá arrebatar.
Mientras vais desapareciendo poco a poco, giras la cabeza un instante hacia atrás y te compadeces de las personas a las que abandonaste hacía unas pocas horas, porque ellos seguirán sus tristes vidas sin ella, porque seguirán todavía en ese funeral maldito, pensando que ha pasado a mejor vida, mientras tú has conseguido reunirte con ella y te da igual haber perdido también la vida por ello.
Pero eso nadie lo sabrá, sólo serás un desaparecido más.
The Funeral of Hearts.

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