miércoles, 12 de septiembre de 2012

Atracción a la perdición.

Era una noche demasiado oscura hasta para estar en medio de un bosque, casi sin luna y por esta zona se notaba un frío que se metía hasta los huesos, congelándolos y dándote la impresión de que a cada paso que dabas se te iban a romper todos de golpe.
-¡Ahí estás! - le gritó un chico pálido a algo que se movió a su izquierda, pero al instante ya había desaparecido. 
Estaba de pie junto a una hoguera en un minúsculo claro del espeso bosque. 
- Deja de revolotear a mi alrededor que me mareo, ¡y sabes que todavía no tengo la vista desarrollada para ser capaz de verte si vas a esa velocidad!
-Pero si es muy divertido - dijo la sombra mientras se reía. Era una especie de ente sumamente oscuro, con los bordes difuminados y sin ningún tipo de rastro de cara, extremidades o cualquier otra cosa que pudiera recordar a un ser humano, salvo por su forma alargada. Su voz era como un susurro gutural proveniente de las profundidades de la Tierra, pero se escuchaba sin ningún problema estando cerca de ella.
Alrededor de la sombra se incrementaba todavía más el frío del ambiente, acompañado de una sensación de desolación, tristeza y odio.
-¡BASTA!
-Vaya, vaya, vaya, aprendes a mandar rápido, ¿eh?
La sombra fue aminorando la velocidad hasta que lo que deberían de ser sus pies se suspendieron a escasos centímetros del suelo y se colocó al lado del muchacho.  El ser realizó con una elegancia paralizante.
-Ya no hay vuelta atrás, ya te avisé.
El chico asintió débilmente con la cabeza. Según pasaba la sombra más tiempo al lado del muchacho, éste se volvía cada vez más pálido. Pronto no sería capaz ni de mantenerse en pie. En cambio, la sombra cada vez se hacía más y más grande.
-Muy bien, comencemos. 
La sombra se abrió, invitando al chico a adentrarse en esa oscuridad absoluta que era su cuerpo, si se puede llamar así.
El muchacho parecía haberse olvidado de lo débil que se encontraba y caminaba decidido hacia ella, mirando fijamente hacia el fondo de la oscuridad que tenía delante, y cuando rozó la superficie, el ente se contrajo hacia sí, tragándose al chico. 
Salió volando y se elevó muchos metros por encima del suelo, dejando atrás a los árboles más altos hasta que repentinamente se paró y empezó a bajar en picado de vuelta a la superficie hasta que se estampó contra la hoguera, lanzando un montón de chispas de un color negro anaranjado que es consumían a sí mismas al poco de entrar en contacto con el aire.
Parecía que la sombra estaba intentando entrar a través del fuego a una abertura demasiado pequeña para ella, ya que avanzaba a trompicones, pero desapareció a los pocos segundos de haberse adentrado en el fuego, apagándolo de golpe y sumiendo al bosque en una oscuridad que se asemejaba a la del cuerpo del ente.
Después de esto, un silencio impropio del bosque, incluso para ser de noche, se apoderó de todo él durante un largo período de tiempo, hasta que algo se movió al principio con mucha parsimonia, detrás de unos árboles cercanos al claro donde se encontraba la hoguera. Luego, poco a poco acelerando el paso, hasta correr a una velocidad alarmante, sin frenar ni pararse ante nada.
Cuando salió del bosque, se vio que era otro muchacho, aparentemente de más o menos la misma edad que el que acompañaba a la sombra, que corría en dirección al pueblo que había no muy lejos de allí.
En su cara, y en especial en sus ojos, se podía observar la viva imagen del terror puro y la desesperación de estar totalmente desprotegido, sin nada que te ayude de un asalto inesperado. 
No aminoró el paso cuando se adentró entre las calles del pueblo y casi se choca contra la puerta de una de las casas, pero se paró violentamente cuando le quedaban pocos centímetros para hacerlo Abrió la puerta con un sigilo inesperado de alguien que está en el estado de nervios en el que se encontraba y corrió haciendo el menor ruido posible hasta una cama vacía y deshecha donde se metió sin siquiera quitarse los zapatos, tapándose entero y cerrando los ojos muy, muy fuerte, como intentando olvidar todo lo que había visto esa noche.

martes, 11 de septiembre de 2012

Castillos de nubes.

Cuando estaba arriba parecía que el resto del mundo se encogía, que sólo estábamos el suelo, muy, muy lejano y yo y que nada más importaba.
Allí sólo me tenía que preocupar por las corrientes de aire y el tiempo, porque podía pasarme horas y horas volando sin parar y descender para descansar. Simplemente planeando, dejando que los vientos controlados me llevaran a territorios inexplorados por mis ojos, dejando a las nubes debajo de mi, librándome así de las lluvias, observando puestas de sol y amaneceres, contemplando el cielo, viendo cómo los días daban paso a las noches y éstas de nuevo a los días.
Porque yo, volando, era libre.


miércoles, 8 de agosto de 2012

Arrows and more.

Por fin estaba lista para irme de este lugar. Este lugar en el que me había criado, pero que no tenía ningún valor para mi aparte de cuatro personas, y una de ellas se venía conmigo.
Al cumplir los 18 años había decidido que me marcharía del pueblo, ya que en él no quedaba nada que ofrecerme y yo tenía demasiado espíritu aventurero como para quedarme atrapada entre esas cuatro casas pero lo que me sorprendió es que Eric quisiera acompañarme en mi viaje, por mucho que fuera mi mejor amigo. Él tenía su vida más que hecha en el pueblo, era el joven más prometedor, ya que era el más diestro con el hacha. Aunque visto así yo también tenía una buena vida preparada para mí, era la mejor con el arco y a la hora de cazar, era de los que más animales conseguía.
Habíamos estado preparando nuestra partida durante varios meses y al poco de empezar a planearlo todo me di cuenta de lo mal que me habría ido sola, ya que había muchas cosas que yo no podría hacer.
Llevábamos lo más indispensable: unas pocas ropas, comida toda la que podíamos cargar, ya que no sabíamos qué habría más allá de los terrenos que habíamos explorado, que no eran muchos y armas. Él con su hacha y yo con mi arco podríamos apañárnoslas como pudiéramos, o eso creíamos.
Al amanecer del día que habíamos acordado para la partida me levanté, cogí mi arco, el carcaj a rebosar de flechas, me los coloqué los dos agarrados al pecho y recogí del suelo la bolsa en la que llevaba todo lo necesario. La despedida con mis padres no fue muy emotiva, ya que yo no era muy dada a los sentimentalismos y no era muy raro en los pueblos de nuestra región que algunos jóvenes se marcharan al llegar a la mayoría de edad. Salí de la casa para ir a encontrarme con Eric en los establos, donde me estaba esperando. Ensillamos a nuestros caballos, los montamos y nos dirigimos por el camino del bosque que rodeaba al pueblo que llevaba al este. Lo habíamos elegido porque era el camino en el que más tiempo nos manteníamos en el bosque, ya que no queríamos llamar mucho la atención y avanzar en los primeros días lo máximo posible… Quizás también este camino había sido el afortunado porque al este, muy lejos de nosotros, estaba el mar. Y creo que no había nada que deseara más que ver el mar.
Desde muy pequeña había aprendido a nadar porque, al oeste, muy cerca de nuestro pueblo había un lago enorme al que me llevaba mi madre todos los días desde los cinco años  hasta que aprendí, pero ya el lago se me había quedado pequeño.
Supongo que ese era mi sueño, vivir al lado del mar, poder nadar todos los días en él.

miércoles, 11 de julio de 2012

El muñeco de nieve casi perfecto.

Un pequeño pueblo amaneció nevado a principios de diciembre. A las diez, las calles ya estaba llenas de niños ya que las clases se suspendieron por la nieve y Julia y Alberto no iban a ser la excepción.
Julia fue a buscar a Alberto y juntos hicieron un muñeco de nieve. Le pusieron un abrigo hasta el suelo, dos botones por ojos... Por llevar, llevaba hasta zapatos. Era... Casi perfecto, pero Julia, al mirarle a la cara, un escalofrío recorrió su espalda:
-No me gusta, tiene una sonrisa diabólica, parece que va a cobrar vida de un momento a otro.
Pero Alberto le tranquilizó:
-No digas tonterías, seguro que son imaginaciones tuyas. Aunque si te paras a pensarlo... Si lo has hecho tú, muy bueno no puede ser.
Se alejaron riendo del muñeco mientras Julia le daba un codazo a su amigo.
A la mañana siguiente seguía nevando y Alberto y Julia fueron a ver a su muñeco.
Al llegar, observaron que a su lado tenía otro muñeco de nieve más pequeño casi tan perfecto como el suyo y, misteriosamente, tenía un gran parecido con un amigo de su clase. Intrigados fueron a buscar a su amigo a su casa, y cuando preguntaron a su madre por él, les dijo que no tenía ningún hijo. Nadie se acordaba de él.
En su pueblo siguió nevando y a cada día que pasaba, desaparecía otro niño, pero nadie más aparte de Julia y Alberto parecía darse cuenta y a las dos semanas sólo quedaban ellos y como Julia tenía mucho miedo decidió destrozar el muñeco.
Esa noche, Julia durmió algo más tranquila pero al levantarse e ir a ver al muñeco vio con horror que éste seguía intacto y... Que había un muñeco más que la tarde anterior. Alberto.
Julia, desesperada y muerta de miedo, fue a contárselo a sus padres, pero no la hicieron caso, ya que ellos no recordaban a ninguno de los niños. Al caer la noche, se encerró en su habitación y puso todo su empeño en no dormirme. A las doce en punto de la noche oyó pisadas por el pasillo y empezó a gritar, aunque lamentablemente nadie la escuchó y nadie acudió en su ayuda. Se abrió la puerta de su habitación y pasó el diabólico muñeco a su habitación. Se acercó silenciosamente hasta el borde de la cama de Julia, y, aunque ella intentó por todos sus medios no mirarle a los botones que tenía por ojos, que brillaban con un tono rojizo, no pudo resistirlo. Al instante, sintió cómo se le helaba el corazón y cómo, poco a poco, su cuerpo se transformaba, hasta que se quedó inmóvil, delante del espejo, donde pudo mirarse fugazmente antes de que el muñeco cargara con ella y salieran de la habitación.
Pasó el tiempo y la nieve se derritió, llevándose a los muñecos de nieve.
Una mañana llegó al pueblo un forastero y tras pasar alojado unos cuantos días en el pueblo le preguntó extrañado a un hombre que pasaba por la calle:
-Oiga, disculpe, ¿dónde están los niños? Desde que he llegado aquí no he visto a ninguno.
A lo que el hombre le respondió:
-¿Niños? Aquí nunca hemos tenido niños.

jueves, 21 de junio de 2012

Starless Night (VI)

Cuando nos separamos, nuestros ojos se encuentran, después de tanto tiempo...
-Vaya, Lucy, sí que has cambiado...
Y tenía razón. Ahora llevaba el pelo corto y había dejado el estilo gótico de lado, más que nada porque me hacía destacar demasiado.
-Pues no puedo decir lo mismo de ti, tú sigues igual, la verdad.
Después de esto nos quedamos en silencio, mirándonos el uno al otro, analizándonos, hasta que él se levanta y me arrastra consigo. 
-Demos un paseo.
Desde que empezó a hablarme de allí, de todas las cosas que habían pasado, de lo mucho que me echaba de menos sabía que al final me pediría que regresara con él.
Pero no podía, y además, era demasiado tarde.
Cuando él me pidió que volviéramos juntos y yo le dije que no, que no podía aparecer en mi vida una noche y pedirme que dejara todo lo que había construido porque me echara de menos. Yo también le echaba de menos a él, pero yo había conseguido rehacer mi vida y le pedí que también siguiera con la suya y que se olvidara de mi, él comenzó a gritarme, a decirme que era una egoísta, que le había abandonado y que si creía que había sido fácil para él.
-¿Pero acaso crees que fue fácil para mi? 
Vale, pude ser egoísta y no pensar en todos los que estabais conmigo allí y que debería haberos dicho algo, pero me conocíais de sobra y sabíais como era y me sentía demasiado agobiada con vosotros, sobre todo contigo.
Si no hacía lo que tú querías, era malo, si no era como tú querías, era malo, y yo me cansé de aguantar tus caprichos, tus cambios de humor y tus indecisiones.
No soy la única egoísta aquí y no te consiento que me digas todo esto, así que vuelve por donde has venido, no tienes nada que hacer aquí.
Si las miradas matasen... Oh, si las miradas matasen ya no estaría aquí.
-Bueno, pues que seas feliz.
-Lo mismo te digo.
Se fue sin decir nada más y cuando desapareció de mi vista eché a correr hacia casa.
Me sentía bien, más libre que nunca.
Al llegar a la puerta, abrí con mucho cuidado y me adentré en la oscuridad.
Allí estaba ella, dormidita, ajena a todo... Me dio tanta envidia... Pero ya se había acabado todo, ya no me atormentaría más su recuerdo.
Me desnudé, me metí en la cama con ella, la abracé y me quedé dormida a su lado hasta mucho después del mediodía. Ninguna tenía prisa por separarse de la otra.







domingo, 17 de junio de 2012

Starless Night (V)

No sé cuánto tiempo estuve tumbada en la hierba y creo que en algún momento llegué a quedarme dormida, pero cuando me levanté tenía todo el cuerpo agarrotado y tuve que dar unos cuantos saltos para poder andar de forma normal.
Cuando iba de camino hacia casa me di cuenta de que estaba vibrando el móvil. 
¿Quién sería a estas horas? Igual era Bee, que se habría despertado y no me habría visto... Ya podría haber sido ella.
Él. Vaya. 
La pantalla parpadeante me mostraba el nombre que más miedo tenía de ver en ese momento. ¿Qué podía hacer? 
"No, no, no, no, esto no me puede estar pasando" - pensé. Pero sí, estaba pasando y probablemente si tampoco respondía a esta llamada nunca volvería a tener la oportunidad de hablar con él, no esperaría una explicación eternamente, aunque yo no sabía cómo dársela... Aún así, respondí.
-H-hola.
-Vaya, hola, ya pensaba que no me me responderías nunca...
"¿Qué hago? ¿Qué digo? Oh dios, no puedo, no estoy preparada. No, no".
-Bueno, qué tal todo, hace mucho tiempo que no sé de ti... Algún mensaje para saber que estaba bien no habría estado mal del todo.
-Eh... B-bueno... L-lo siento...
"Espera, ¿por qué estaba diciéndole que lo sentía? ¿Qué estoy haciendo? No, no volveré a dejar que me controle a su antojo" - así que me recompuse lo mejor que pude y puse la mejor voz que me salió.
-Vaya, bueno, es decir, yo tampoco me esperaba que me llamaras, a fin de cuentas ha pasado un año, y lo de si estoy bien o no... Creo que ya es un poco tarde para preguntar y si quisiera haberte dicho algo lo habría hecho al poco tiempo de irme, así que iré al grano, ¿qué quieres?
Oí una risa a través del móvil. Vaya... hacía tanto que no le oía reír...
-Tan a la defensiva como siempre, ¿verdad? No has cambiado nada. 
No sé si he hecho bien... Sé que no es justo, pero no podía dejar de pensar en todo lo nuestro a lo largo de todo este año, y mucho menos de olvidarte... Y bueno, eso, no sé cómo vas a reaccionar a esto... Estoy en Barcelona.
"¿Que ha dicho que está dónde? ¿B... Bar... Barcelona? Si, creo que ha dicho eso.
¿Dónde vivo yo? Eh... En Barcelona, ¿no?" - me había dejado completamente deshecha. Estaba en Barcelona. No estaba preparada ni para una llamada como para encima verle. Bueno, a ver, calma, calma. ¡CALMA!
-¿E-en qué parte de Barcelona?
-¿Dónde estás tú? Voy a donde quieras.
-Estoy en el parque Güell.
-Espérame en la salamandra. No tardaré mucho.
"Espera... ¿Ha dicho que va a venir a verme? Vaya..."
La verdad es que no sabía cómo me sentía en esos momentos, porque por dentro era todo un huracán, aunque conseguí atisbar el boceto de uno en especial. Felicidad.
La verdad es que no sé cómo llegué hasta la salamandra ni cuánto tiempo esperé. Porque del tiempo entre que colgamos hasta que le vi no recuerdo absolutamente nada.
Con su aparición, sentí que las piernas me fallaban y sólo pude tirarme al suelo y llora.
Cuando llegó a mi lado y se dedicó a abrazarme, en silencio, aguantando mi llanto, lo único en lo que pensaba es que no quería que se separara de mi, su olor era todo lo que necesitaba.

viernes, 15 de junio de 2012

Starless Night (IV)


"Hace un año que vine aquí. Hace un año que lo abandoné todo y empecé de nuevo."
Me pasé toda la mañana absorta en mis pensamientos. Hacía un año... El tiempo pasaba demasiado rápido.
Me había ido sin dar ninguna explicación. Dejándole plantado...
¡NO! Tenía que seguir adelante, todo eso ya lo había dejado atrás... ¿Entonces por qué me sentía tan mal? Sobre todo me sentía mal por él. Él se merecía algo más que una casa vacía, sin signos de que yo hubiera pasado allí y un montón de llamadas sin contestar. Pero no podía más. Allí me ahogaba, sentía cómo poco a poco me iba a apagando, condenada a pasar toda mi vida atrapada en la misma rutina, sin nada interesante. Aunque lo único que me proporcionaba algo de luz era él, y le había dejado así...
Me acurruqué entre mis piernas, deseando poder verle una vez más, decirle que no se preocupe, que todo me irá bien... Pero estaba segura de que ya habría hecho otra vida sin mi, y si ahora volviera a hablar con él se abrirían heridas sin curar que teníamos los dos, escondidas en lo más profundo de nuestro ser.
Cuando me quise dar cuenta Bee, me encantaba llamar así porque al andar hacía como un zumbidito, estaba entrando por la puerta y yo no había hecho nada de lo que debería haber hecho... Aparté esos pensamientos de mi cabeza y fingí estar dormida. No quería que ella me viera así, no...
Sé que ella me notó distante pero también sabía que no me iba a preguntar nada. Era mejor así, ya que yo no sería capaz de hablar de ello y me derrumbaría.
Por la noche, cuando ella ya se había dormido, me levanté, me puse una sudadera, las zapatillas y salí para ir al parque.
Cuando llegué me tumbé en la hierba, a contemplar las estrellas. Era una noche bastante despejada y se podían ver bastantes de ellas... Hacía mucho que no hacía esto y lo echaba de menos.
Me acurruqué mientras olía la sudadera. 
Creo que todavía olía a él.

jueves, 14 de junio de 2012

Starless Night (III)

Creo que debíamos de estar locas.
Dos desconocidas juntas, sin saber por qué, sin saber qué decir, pero aún así, ninguna habría querido irse.
Esa primera tarde, en la que nos preguntamos unas pocas cosas sueltas y nos dedicamos mayormente a pasear en silencio, a la par, fue la primera de muchas y especiales tardes juntas. 
Al pasar por delante de la Casa Batlló ella se paró en seco, mientras me miraba.
-O-oye, Lucy, yo... Puede que parezca extraño decirte esto, pero... Creo que podríamos llegar a intimar mucho... Bueno, cuando paseaba por debajo de tu ventana y te escuché tocar la guitarra... No sé cómo lo supe, pero sabía que serías alguien especial. Algo así no me había pasado nunca, y puede que me cojas miedo por estas cosas, pensando, esta tía está loca, o lo que sea, pero hay algo dentro de mi cabeza que me lo dice y le he hecho caso.
Por toda respuesta me coloqué frente a ella y la abracé. Muy fuerte. 
No sabía muy bien porqué hacía todo esto. Yo no soy así. Yo no... Socializo. No hago amigos, no. Pero bueno, yo sentí lo mismo al verla y al decirme esto me he dado cuenta de que, de una forma u otra, llegaremos, como ella dice, a intimar mucho. 
Sentí que por fin había encontrado a alguien que me entendiera. 
Alguien que no fuera él. 
Esta ciudad era perfecta, pero faltaba él, pero ahora había encontrado a una sustituta y no iba a permitir que se me escapara.
-No te preocupes, Beatrice. No me voy a asustar tan fácilmente.
...
No sé en qué momento se mudó a mi piso, pero me daba igual. Yo había despertado de la burbuja en la que me había metido al llegar a esta ciudad y todo gracias a ella.
Vistas desde fuera, podíamos parecer una pareja extraña, pero nos daba igual todo, nos preocupábamos únicamente de tener dinero suficiente para vivir sin agobios y de pasar el mayor tiempo posible juntas.
¿He dicho pareja? Vaya... Tampoco sabría decir en qué momento llevamos la amistad al siguiente nivel, pero creo que ella lo había estado esperando desde la primera vez que nos vimos. Simplemente una noche, casi como de costumbre, se deslizó bajo mis sábanas, solo que esta vez no nos dedicamos solo a abrazarnos.

domingo, 10 de junio de 2012

Regreso.

Sientes cómo tu corazón se acelera y no puedes hacer nada por evitarlo.
Esperas pacientemente cada vez más nerviosa, y cuando llega y te estrecha entre sus brazos, te inunda la calma, entierras la cabeza en su pecho y le sujetas todo lo fuerte que puedes.
No puede escaparse de tu lado de nuevo. No puede.
Os tiráis aferrados el uno al otro hasta que tenéis los brazos agarrotados, pero da igual, no importa, no sientes dolor mientras él esté a tu lado y no decís nada, os quedáis saboreando el momento, porque no hacen falta las palabras, ya con los ojos os lo decís todo.
Podrías quedarte así eternamente, pero llega el momento de soltarse, y, aunque habéis estado un buen rato, para ti parece que sólo han pasado unos pocos segundos y le sueltas de mala gana.
Le ayudas con las maletas y os encamináis al coche, ya habrá momentos para hablar más tarde, no hay prisa, estáis juntos de nuevo y ya no hay nada que os separe.

jueves, 7 de junio de 2012

¿Vacaciones de ensueño?

En las vacaciones de Semana Santa fui con mis padres a  la montaña,  a una cabaña al lado de un lago, ya que mis padres pensaron que un chico de 17 años que se pasaba todo el tiempo que podía jugando a los videojuegos, debía tener contacto directo con la naturaleza. En el folleto todo era muy bonito, grandes árboles que poblaban el bosque, un lago de aguas cristalinas en el que se reflejaba un  cielo azul con sol resplandeciente pero cuando llegamos allí, había tormenta; las aguas del lago estaban turbias y el ambiente tenia algo que no me dio buena espina. No me gusta la lluvia y ese día parecía que se iba a inundar la tierra. Estuve de un humor de perros toda la tarde y no mejoró mi estado de ánimo la visita del vecino de al lado que vino a saludarnos muy efusivamente. Le calculé unos 25 años y venía acompañado de un gran perro que no paraba de ladrar y que me puso dolor de cabeza en cuanto entró por la puerta.
Durante tres días tuve que aguantar al vecino, a su perro y a mis padres de excursión mañana y tarde  por el campo.  Al menos por la noche podía descansar en la cama jugando a la PSP  mientras escuchaba música. A  la cuarta noche el vecino se presentó emocionado en casa animándonos a acompañarle para celebrar el solsticio de primavera con una pequeña hoguera en un claro del bosque desde donde se veía muy bien la luna que casualmente estaba llena esa noche. Mis padres se mostraron muy interesados con la idea pero a mi madre le estaba rondando uno de sus fuertes dolores  de cabeza y no se encontraba muy dispuesta. Mi padre no quería dejarla sola pero insistieron en que yo le acompañase y disfrutase de ese “momento único”.   Al salir de la cabaña la luz de la luna brillaba intensamente  y hacía que los ojos verdes de mi vecino relucieran y su pelo rubio pareciera más alborotado de lo normal. Lo más inquietante de todo era que su perro no había ladrado ni una sola vez, su pelaje estaba erizado y tenía una expresión muy fiera en la cara.
Llevábamos un buen rato adentrándonos en el bosque y desde hacía bastantes minutos tenía una sensación extraña que me incitaba a salir corriendo pero sabía que eso iba a ser peor.
Cuando llegamos a un pequeño claro lleno de rocas el perro se paró.
- ¿Aquí esta bien?- preguntó mi vecino. Me quedé perplejo ya que no tenía ni idea  a lo que se refería pero terminé de asustarme cuando el perro gruñó e hizo un gesto afirmativo con la cabeza. Después de eso no me dio tiempo a reaccionar y cuando me di cuenta mi vecino me había agarrado para que no pudiera salir corriendo…
Al despertarme estaba en mi habitación y pensé que todo había sido un mal sueño pero al levantarme empezó a picarme mucho el costado por lo que me subí la camiseta y descubrí una mordedura de perro. Bajé con mis padres y no parecía que hubiera sucedido nada extraño.
-Cariño, ¿te apetece ir al lago? – me preguntó mi madre. – Vamos a ir tu padre y yo cuanto terminemos de desayunar.
-Ehh…claro mamá. – Lo cierto es que estaba demasiado atolondrado por lo que había pasado que no estaba en disposición de discutir y además sabía que no tenía elección.
Al salir de la casa vimos un cordón policial recorriendo la linde del bosque, un montón de policías pululando por los alrededores y unos cuantos curiosos intentando saber qué era lo que había ocurrido. Nos acercamos a una pareja que estaba al lado de la cinta hablando con un agente para ver si nos podíamos enterar.
- No traspasen la banda por favor, quédense a ese lado. Hemos encontrado a un chico que vivía aquí en el bosque. Parece que le atacó su perro.
-Madre mía, qué barbaridad.- dijo la mujer.
-No se preocupen señores, ustedes vuelvan a su vida normal.
Cuando se fue la pareja nos acercamos al policía para preguntarle si era nuestro vecino pero nos dijo que no lo sabían con seguridad pero había identificado al perro con el de nuestro vecino. Lo había encontrado al lado del cuerpo con sangre en las patas y en el hocico pero cuando se acercaron unos agentes a cogerlo les había atacado y se había ido corriendo.
Nos alejamos un poco de la gente y mis padres me preguntaron.
-¿Qué pasó anoche? ¿Tú estás bien? No te oímos entrar.
-Sí, si, yo estoy bien pero no sé lo que pasó. Yo me fui y él se quedó en el bosque con el perro, no sé nada más.
Los policías no tardaron en venir a interrogarme ya que fui la última persona que le vio con vida pero les dije exactamente lo mismo que a mis padres. El día que nos fuimos parecía que habían dado el asunto por zanjado ya que habían atrapado al perro y todo parecía correcto.
Cuando llegué a casa me puse a investigar sobre las leyendas de la zona y descubrí una que me pareció muy interesante. Había una leyenda que hablaba de hombres lobo y parece que ahora seré yo quien la haga real.
Han pasado tres meses desde que ocurrió todo eso y hoy regresa la luna llena. Pobre perro que cargó con la culpa de la muerte de su querido amo pero no debería haberme mordido. Si, yo le maté, pero inconscientemente. Cuando me convierto no soy consciente y hoy… Hoy es noche de caza.

lunes, 4 de junio de 2012

Starless Night (II)

Ya llevaba unos meses instalada y había conseguido un trabajo.
Un día en el que estaba tocando la guitarra cuando tenía la ventana abierta ya que hacía un calor insoportable, aunque lo peor estaba por llegar...
Supongo que ese día agradecí vivir en un primero piso por primera vez desde que vivía allí.
El caso es que cuando me harté de que el ruido de la calle no me dejara componer, me acerqué a la ventana a cerrarla y vi a una chica que estaba mirando hacia mi, pero cuando me vio aparecer se dio la vuelta y se fue casi corriendo.
Yo me quedé embobada mirándola. Era... Preciosa...
No, había venido aquí a olvidarme de todo... Lo de... Lo de él... Estaba demasiado reciente.
Sacudí la cabeza, cerré la ventana y me puse en serio a componer y me olvidé de ella... Al menos por unos días.
Iba paseando tranquilamente, de vuelta a casa, con la música a todo volumen, en mi mundo, imaginándome en un escenario, con mi acústica, delante del micrófono... Cuando me fijé en alguien que iba unos metros por delante de mi y al reconocerla se me aceleró el corazón y sin saber muy bien por qué comencé a seguirla, pero me di cuenta de que no habría tenido por qué hacerlo. Estaba siguiendo el mismo recorrido que el que tenía que hacer yo para ir a casa.
Cuando ella se paró delante del portal de mi edificio, mirando hacia mi ventana, me quedé clavada en el sitio, sin saber qué hacer, hasta que comencé a andar hacia la puerta.
Al verme llegar pegó un brinco y se apartó apresuradamente.
-"L-lo siento."
-"No te preocupes..." - le dije. Tenía tantas ganas de hablarla, de saber algo de ella... Pero ya se había girado para irse... Era entonces o igual no habría otra ocasión. -"Oye, sé que puede parecer una locura, pero... ¿Te apetece dar una vuelta?"

domingo, 3 de junio de 2012

Starless Night.

Me despedí de ti, y me di la vuelta, sin mirar atrás.
Todo será mejor así, pensé... Mejor a la larga, para ti.
Cogí el primer autobús que pasó, sin mirar hacia donde me llevaba, sólo quería alejarme, marcharme de aquel lugar donde había pasado toda mi vida y cuando llevaba unos minutos allí, lo tuve claro, sabía lo que quería. Era el momento perfecto, ya nada me ataba a ese lugar.
Sin saber cómo, conseguí llegar a casa y cuando me di cuenta, ya tenía una pequeña maleta llena de lo justo y necesario.
Cogí todo el dinero que pude en efectivo, mi guitarra y salí hacia la estación de trenes donde compré un billete hacia aquí, hacia la ciudad donde realmente sentía que pertenecía.
Alguien podría comparar mi antigua ciudad con esta y decir que no son muy distintas. Las dos grandes ciudades más importantes del país... Bah, para mi son completamente distintas.
Una es mágica... La otra sólo me traía recuerdos, muy buenos, si, pero también muy dolorosos, y yo necesitaba un cambio.
Cuando llegué aquí no tenía ningún sitio donde ir, pero no me importaba, sabía que encontraría algo, y así fue. Conseguí alquilar un piso al lado de... De mi parque.
Y todas las noches, salía, subía al punto más alto, me tumbaba en el césped, y contemplaba, el cielo, repleto de estrellas, esperando que tú también lo hicieras. A fin de cuentas, el cielo era el mismo.


martes, 29 de mayo de 2012

Mundos aparte.

"¡LO HE CONSEGUIDO!" - pienso con amargura.
No debería alegrarme, no, lo que he hecho es monstruoso, pero todo sea por mi familia.
Ahora podré reunirme con ellos de nuevo.
Respirando con dificultad y avanzando muy lentamente gracias a la pelea que acababa de librar, consigo llegar hasta las escaleras que bajaban hasta la la puerta que daba al vestíbulo.
"Ya casi está" - pienso - "si llego seré libre."
Comienzo a bajar las escaleras, conteniendo los gritos de dolor por mi pierna, pero justo antes de llegar al último escalón apareció una sombra ante mi.
"No, por favor, no..." - le suplico - "he hecho todo lo que me..." - pero no puedo continuar y me derrumbo en el suelo, sin fuerzas.
"Si, lo has hecho todo, pero no del modo correcto." 
"P... Por fa-favor..."
"No te preocupes por ellos, los cuidaré bien." - dijo la sombra mientras apretaba el gatillo.
. . .
"¡Menuda mierda!" - grité, al mismo tiempo que tiraba el mando lejos de mi, pero al instante me arrepentí y me levanté a buscarlo.
Joder, no conseguiría terminar ese maldito videojuego de la manera correcta nunca.

domingo, 27 de mayo de 2012

Flores de verano.

Arrastró todo fuera de la mesa y la dejó libre de todos esos libros que unos segundos antes la habían ocupado entera. Se levantó de un golpe de la silla y cogió las Converses y mientras se las iba poniendo salió de su habitación dando un portazo. Cogió las llaves y se fue de casa, no sin antes gritar: "-Voy a dar un paseo, no me llaméis, que no llevo móvil. Volveré para cenar."
Cuando llegó al portal empezó a correr hasta que llegó a la parada del autobús, el cual estaba llegando en ese mismo momento. Consiguió encontrar un asiento y allí se quedó hasta la última parada. 
Al bajarse fue directamente hacia el parque, donde había pasado momento inolvidables y maravillosos allí y se sentó en su banco, en el de siempre, y ahí se quedó hasta que se hizo de noche, recordando e intentando no pensar en nada más, sólo en los buenos momentos.
Desde que se fue no había hecho más que andar, sin saber adónde iba, pero le había prometido que estaría bien, y tenía que aguantar. Y, por nada del mundo, lloraría. El mundo no era lo suficientemente bueno como para que la vieran llorar.
A irse, se fijó en que ya habían florecido sus flores favoritas, así que se entretuvo un rato en coger algunas y cuando decidió que ya eran suficientes, las apretó contra su pecho, y no las soltó hasta que llegó a su casa y las puso en un jarrón en la mesilla de su cama.
Y así volvió a la rutina en la que estaba atrapada, pero ya no estaba sola. De alguna forma, esas flores le hacían compañía.

Emoción.

Ese escalofrío que te recorre entera y hace que se te pongan los pelos de punta justo antes de que empiece. 
Cómo, poco a poco, según van pasando las canciones, te vas emocionando más y más y cuando tocan tus canciones favoritas ya no puedes contigo misma.
Estás agotada, pero sacas fuerzas para seguir cantando y saltando, porque no vas a darte por vencida tan fácilmente.
Esa emoción que te produce el ver a tus ídolos en un escenario, mientras tú estás delante de ellos, dándolo todo, como si no hubiera mañana.
Y, cuando tocan la balada... Bueno, ahí es cuando piensas que ya puedes morir en paz, pero no puedes, porque el concierto sigue.
Y seguirá en tu cabeza hasta mucho después de que haya terminado físicamente. Podrá durar años y años ahí, porque hay momentos que no eres capaz de olvidar.

Cada vez.

Este es un pequeño fragmento de un texto de mi querida @CcfSwift13 (Blog de CcfSwift13), que es especial para mi:
Así se convirtió en mi mejor amiga; empezamos a quedar para hacer maratones de cine, para eventos culturales, para cenar... Hasta que quedamos para salir.

Fue algo totalmente transitorio, y esperado, supongo, pero ninguno de los dos nos habíamos dado cuenta de que estábamos enamorados. Una noche, tumbados en la hierba en la parte de atrás de su jardín, mientras bromeábamos y nos picábamos mutuamente, tuvimos que callar para coger aire. Entonces nuestras miradas se encontraron; ella me sonrió, y lo siguiente que supe era que la había besado. No fue algo súbito y brusco, sino un movimiento totalmente natural, como si fuese lo que el mundo estuviera esperando.

sábado, 26 de mayo de 2012

Desaparecer.

A cada paso que das, notas que tus piernas cada vez te sostienen peor y te desesperas porque el camino se va dificultando cada vez más.
Durante un momento piensas si haber salido corriendo de esa forma ha estado mal, pero tú lo único que querías era salir de ahí, querías dejar de respirar ese aire enfermo que había dentro. Por mucho que insistieran, no había marcha atrás, y no había nada que tú pudieras hacer, así que no tenías motivos para estar allí, cerca de todas esas personas que te miraban como si se estuvieran alimentando de tu alma y fuera la más rica que hubieran probado jamás.
Te tropiezas con un tronco que había y que gracias a estar en tus ensoñaciones, no habías podido evitar y te quedas postrado en el suelo, intentando recuperar un ritmo de respiración normal, porque tu corazón parece que va a salirse del pecho, pero a los pocos minutos te levantas y sigues corriendo, esta vez con más atención, aunque ahora tus pies parece que te llevan solos hacia algún lugar de la inmensidad de árboles que te rodeaba.
Al escapar, lo primero que habías divisado había sido el bosque, por lo que saliste corriendo sin pensártelo dos veces, sin mirar atrás y seguiste a ese ritmo todo el camino, aunque sabías que no te seguirían.
Tú conocías los rumores sobre aquel bosque y sobre cómo habían desaparecido centenares de personas en él, pero eso no te importaba.
Sigues corriendo hasta que llegas a un pequeño claro, y por un momento, piensas que es el centro del bosque, pero en seguida deshechas esa idea, es un tontería.
Caminas hasta el centro del claro y te sientas. No sabes muy bien porqué, pero lo haces y a los pocos segundos de hacerlo se desencadena una luz que te ciega por un instante y cuando consigues distinguir algo entre los potentes haces de luz rompes a llorar de felicidad.
Es ella. Te está diciendo con los ojos que te vayas con ella y te tiende la mano. Sin pensarlo dos veces tú la agarras y te precipitas hacia ella. Cuando la tienes entre tus brazos ya nada te importa, vuelve a ser tuya y nada ni nadie te la podrá arrebatar.
Mientras vais desapareciendo poco a poco, giras la cabeza un instante hacia atrás y te compadeces de las personas a las que abandonaste hacía unas pocas horas, porque ellos seguirán sus tristes vidas sin ella, porque seguirán todavía en ese funeral maldito, pensando que ha pasado a mejor vida, mientras tú has conseguido reunirte con ella y te da igual haber perdido también la vida por ello.
Pero eso nadie lo sabrá, sólo serás un desaparecido más.
The Funeral of Hearts.

Miedos.

Te escondes detrás de un ordenador, intentando aislarte de la realidad, cuando por mucho que intentes evitarla, llegará, inevitablemente, y cuanto más tarde la aceptes, mayor será la caída.
Crees que evitándola igual se arreglará solo, o que conseguirás no pasar por momentos desagradables, y me da pena lo equivocado que estás, pero llegará un momento en el que los demás se cansarán de que no quieras verlo, y dejarán de intentar suavizarla, porque lo único que quieren es hacerte el menor daño posible, pero tú eso tampoco lo ves, estás demasiado ocupado compadeciéndote de ti mismo.
Debes afrontar a la verdad y si realmente quieres algo, lucha por conseguirlo, no te quedes esperando a que todo se solucione, porque si tú no haces nada, nadie moverá un dedo por ayudarte, que ya no somos niños, que cuando nos caíamos, venía nuestra madre a consolarnos. Ahora estamos solos, así que madura.
Luego exiges tú honestidad, cuando no eres honesto ni contigo mismo.
Primero deberías por exigirte un poco de claridad en tus ideas.

jueves, 24 de mayo de 2012

Sueños III.

Pasábamos las noches juntos, en sueños, disfrutando de cada momento, exprimiéndolo al máximo, y cuando volvía a la realidad, era como si me dieran dos bofetadas bien fuertes nada más despertarme y me dijeran: "hala, venga, deja de ser feliz."
Cuando nos veíamos, fuera del mundo de los sueños, parecía que nada había cambiado, pero tenía sensación de que estábamos más unidos.
Claro, que lo que teníamos en los sueños,  no podía salir de ahí. Esa realidad corrupta y podrida en la que vivíamos se encargaría de hacerlo añicos inmediatamente, por eso fingíamos, porque estoy casi segura de que él soñaba lo mismo que yo, que no existía ese mundo aparte donde podíamos ser nosotros mismos, donde no teníamos que preocuparnos por nada. 
Cuando nos encontrábamos allí, parecía que había sido un largo período de tiempo el que nos había separado y que el tiempo que pasábamos juntos no era más que un instante, hasta que llegó el día en el que decidí cambiar eso. Y ese día, ninguno de los dos volvió a despertar a ese mundo triste. Nos quedamos para siempre en el de los sueños, volando a lo largo de todo el universo, recorriendo galaxias juntos.
Total, teníamos toda la eternidad por delante.
The Messenger.

miércoles, 23 de mayo de 2012

You.

Tus palabras son las que me animan para el resto del día, nuestras tonterías las que más me alegran. Tus abrazos los que más fuerte me agarran y tus sonrisas las que más me llenan.
Sólo te pido una cosa más: no me sueltes, no me dejes caer al abismo que me acecha.

Libertad.

Cada vez que tomo una gran decisión, me pregunto qué habría pasado si hubiera elegido otra opción... No. Eso nunca lo sabré. 
Pero lo que siempre intento es no arrepentirme de nada, porque no hay vuelta atrás y no merece la pena arrepentirse y menos echarle la culpa a otros de lo que sucedió y lo que podría haber sucedido, porque la culpa es tuya y sólo tuya.
Tampoco intentes excusarte o intentar cambiarlo, porque tu primera decisión está ahí y no la puedes hacer desaparecer. Tienes que enfrentarte a las consecuencias, ya sean buenas o malas  y no dejes que otros cuestionen tu decisión o hagan que pienses que elegiste mal, eso tienes que descubrirlo por ti mismo. Pero por encima de todo, no dejes que elijan por ti. 
Tus decisiones son tuyas, que no te las quiten.

martes, 22 de mayo de 2012

Hasta el final.

No quedaba nada más, sólo ella al borde del abismo.
Se preguntó si había merecido la pena.
¿Si había merecido la pena? Qué tontería, claro que si.
Volvió a mirar hacia abajo. Los ojos de la oscuridad la llamaban y sin más demora se precipitó a su abrazo.
Sabía que sería agradable. Ya no le quedaba más por hacer. Todo estaría bien.
Inclinó un poco el peso del cuerpo hacia delante y se dejó caer.
Se sumió en la oscuridad, hasta que dejó de ver el cielo. Todo estaba bien… No se arrepentía de nada.
Se dispuso a olvidarse de todo. Era el final. Y se dispuso a terminar. Cerró los ojos, aunque en la oscuridad eso no servía de mucho. Siguió cayendo, hasta que perdió la noción del espacio, y simplemente se sentía flotar en el abismo… en la nada.
… Sin embargo, ya no estaba cayendo. Alguien la sujetaba. Era él. Aún con los ojos cerrados, algo le decía que no podía ser otra persona. Notaba su tacto en su nuca… en sus piernas… sosteniéndola, firmemente… ¿Cómo es que allí… en el final…? Abrió los ojos, y entonces, cuando le miró a la cara, lo comprendió. Era él, pero no era él. Sus rasgos, su cara, estaban difuminados. Estaba allí porque esa era su tarea. Estar allí.
Se inclinó sobre ella, con una sonrisa. – Ya no hay nada…- Ella miró a los lados. Efectivamente, no había nada. Ni bajo sus pies, ni sobre sus cabezas. Era como aquella historia interminable en la que el reino de fantasía había desaparecido.- Tienes razón… Todo ha acabado…- Entonces él echó la cabeza atrás con una carcajada que resonó en la oscuridad.- ¿Acabado? Pero qué dices… Si aún está a punto de empezar!-La soltó y ella cayó suavemente sobre un suelo invisible, aún sin comprender. - ¿A punto de empezar?- Él la cogió de la mano como si fuera una princesa.- Claro… Ahora tenemos que construirlo todo de nuevo. ¿Estás preparada para comenzar el baile?
Video: MUSE - Bliss.

Gracias a @Kithas (http://zhyreshak.blogspot.com.es/) por hacer el final de este fragmento.

Sueños II.

A la noche siguiente, cuando vuelves a meterte en la cama, lo primero que haces es mirar fijamente al techo, deseando poder soñar de nuevo algo como lo de la noche anterior.
Poco a poco, todo se va oscureciendo hasta que vuelves a estar flotando, entonces, sales de nuevo por la ventana, pero antes de irte a su casa, a la que parece que te diriges inconscientemente.
Te obligas a pararte y a fijarte en la poca gente que pasa. Todos parecen estar en un mundo lejano, con las caras tristes y apagadas, mientras que tú te sientes lleno de energía y te compadeces de ellos.
Sientes que ya no puedes demorarte más y dejas que el viento te lleve hacia su casa.
Esta vez la ventana de su habitación está abierta y cuando entras le ves y te das cuenta de que ya no querrás volver a ese mundo oscuro y triste en el que estaban los transeúntes nocturnos en los que te fijaste antes, ya que ese mundo no era otro que la realidad.
No quieres volver porque esta vez, en este sueño, no eres la única que está flotando. Él está frente a ti, sonriendo.
I'm only me when I'm with you.

lunes, 21 de mayo de 2012

Sueños.

Tumbarte en la cama boca arriba, mirando al techo fijamente y perderte en tus pensamientos. Crees que serás capaz de organizar todos tus pensamientos si miras al techo. Te das cuenta de lo ingenua que eres y te enfadas contigo misma, pero no apartas la mirada. Ese techo tiene algo que te atrae.
Sigues mirando mientras pasan sonando las canciones de tu Ipod. Pero no las escuchas, sólo miras al techo, a la oscuridad. 
Poco a poco sientes como si estuvieras flotando y cuando te das la vuelta te ves dormida, boca arriba.
Te giras y te diriges a abrir la ventana. Cuando sales fuera, y vas sobrevolando tu ciudad, lo ves todo de manera diferente, los sonidos, las sombras... Todo es más siniestro y oscuro, tú crees que vas sin rumbo, pero sin querer, y sin saber cómo, has llegado hasta su casa. Podría ser la de cualquier otro, pero sabes que es la suya, así que te cuelas por una ventana abierta, y decides buscar su habitación.
Cuando le ves tumbado en la cama, dormido, respirando tranquilamente, no puedes evitar acercarte hasta sentir su aliento... Bueno, creer que lo sientes.
Entonces, te haces un hueco en su cama y te acurrucas junto a él. Desearías estar así para siempre. 
Cuando se hace por la mañana y suena su despertador, te levantas y le das un beso en la mejilla.
Justo en ese momento él abre los ojos. Y tú también los abres. 
No estás segura de si te ha visto, pero sería imposible, no era más que un sueño, ¿no?
Can't take my eyes off you.